Según la tradición, la imagen fue encontrada en el río Paraná por un grupo de pobladores guaraníes, quienes vieron a la Virgen Inmaculada sobre una piedra rodeada de una luz muy brillante.

Fray Gámez ordenó el inmediato traslado de la figura a la Reducción, pero la imagen volvió a desaparecer en dos ocasiones, retornando a su lugar cerca del río.
Los religiosos comprendieron cuál era la voluntad de la Santa Madre y se dispuso el traslado del asentamiento a esos parajes, que luego se comenzaron a denominar Itatí (“Punta de piedra”, en esa lengua originaria).
Desde entonces, miles de peregrinos visitan cada 16 de julio a María en su enorme basílica, a pocos metros del río Paraná. El culto a la Virgen de Itatí fue introducido en 1615 por el sacerdote franciscano Fray Luis Bolaños.
La imagen está tallada en madera de timbó (el cuerpo) y en nogal (el rostro). Mide un metro con veintiséis centímetros de altura. Tiene sus manos juntas en posición de oración, viste un manto azul y túnica blanca, y se considera realizada por una artista indígena de una de las tantas reducciones que jalonaban el Alto Paraná
http://tn.com.ar/sociedad/asi-arranco-la-peregrinacion-a-la-virgen-de-itati_399377
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