CONTINUACION 10/09/2013
CAPÍTULO
SEGUNDO
SI
NO CREÉIS, NO COMPRENDERÉIS
(cf. Is 7,9)
“El hombre tiene necesidad de conocimiento,
tiene necesidad de verdad, porque sin ella no puede subsistir, no va adelante”
(n. 24). En la cultura contemporánea se tiende a aceptar como verdad sólo
la verdad tecnológica o las verdades del individuo, relativas. La verdad
grande, que explica la vida personal y social en su conjunto, es vista con
sospecha, como raíz de los totalitarismos y de los fanatismos (n. 25). Sin
embargo, la fe, “aporta la visión completa de todo el recorrido y nos
permite situamos en el gran proyecto de Dios; sin esa visión, tendríamos
solamente fragmentos aislados de un todo desconocido” (n. 29).
Con su encarnación, Jesús nos ha tocado y,
a través de los sacramentos, también hoy nos toca. Con la fe, nosotros podemos
tocarlo, y recibir la fuerza de su gracia” (n. 31). La fe puede iluminar
los interrogantes de nuestro tiempo. En lugar de hacernos intolerantes, la
seguridad de la fe nos pone en camino y hace posible el testimonio y
el diálogo con todos. Ensancha los horizontes de la razón para iluminar
mejor el mundo que se presenta a los estudios de la ciencia (n. 34).
Ilumina el camino de todos los que buscan a Dios. Favorece el diálogo con los
seguidores de las diversas religiones. Y al configurarse como vía,
concierne también a los que, aunque no crean, desean creer y no dejan de
buscar. “Quien se pone en camino para practicar el bien se acerca a Dios, y ya
es sostenido por él” (n. 35).
Al tratarse de una luz, la fe nos invita a
adentrarnos en ella. Del deseo de conocer mejor lo que amamos, nace la teología
cristiana, que participa en la forma eclesial de la fe, donde el
Magisterio del Papa y de los Obispos en comunión con él, asegura el contacto
con la fuente originaria, la Palabra de Dios en su integridad (n. 36).
CONTINUARA...
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